No es ningún secreto que apenas las líneas telefónicas y la fibra óptica está adaptada a la ADSL2+ por muchos lugares de España, es más, en muy pocos sitios se consigue una cobertura máxima, quedando en la mayoría de las ocasiones relegada la velocidad hasta la mitad o menos de lo que debería rendir.
Esta brecha divide a los usuarios de las grandes capitales que pueden aprovechar todo su potencial (relativamente pocos), los que apenas obtienen una velocidad equiparable a lo que contratan, y los que directamente no pueden acceder y se tienen que conformar con la ADSL de toda la vida.
Mientras tanto, sólo son menos de 1.7 millones de usuarios los que acceden (no plenamente) a la banda ancha de nueva generación, quedando relegada en zonas rurales o alejadas de las grandes ciudades por parte de las compañías, cosa que es un craso error.
Autor: Daniel Piñas