En los últimos años estamos viendo toda una serie de videos con vehículos autónomos mostrando su extraordinaria capacidad para circular por todo tipo de vías sin ninguna clase de asistencia por parte de los conductores. Estos vehículos son capaces de circular por sí solos gracias a un extenso conjunto de sensores, el posicionamiento GPS, y un ordenador integrado. Sin embargo, puede que todavía pase algo de tiempo hasta que desembarquen en España.
Aunque la DGT está preparando un nuevo marco legal para permitir el uso de este tipo de vehículos en ciertos entornos, lo cierto es que por el momento solo se permite la autonomía de nivel 2 con lo que se conoce como el sistema ADAS. Estos sistemas ofrecen la posibilidad de mantener una velocidad constante, situar al vehículo en el centro del carril o frenar de forma automática para evitar obstáculos, pero requieren de una conducción activa.
Con el despliegue de sistemas de autonomía de nivel 3 y nivel 4 en otros países del mundo –los sistemas de nivel 3 llevan tiempo siendo legales en el Reino Unido–, cabe preguntarse cuándo podremos empezar a usar este tipo de vehículos en España. Lo cierto es que la tecnología se sigue perfeccionando y que la DGT es bastante reacia a permitir la integración de estos vehículos en las carreteras, pero se esperan cambios en materia de la normativa vial.
El concepto de vehículo ‘automatizado’
La primera instancia del nuevo marco normativo es la definición exacta de los vehículos autónomos, que la DGT definirá como ‘automatizados’. El proceso de definición de estos vehículos es una instancia que a la DGT le está tomando varios meses, y seguramente se extenderá durante todo 2024 para dejar espacio a observaciones y recomendaciones de otras instituciones relacionadas con el tráfico vial.
Será a partir de esta definición que la DGT comenzará a desarrollar el marco legal para permitir la conducción autónoma de estos vehículos, con lo que pueden pasar unos cuantos años hasta que se permita su conducción en nuestro país. Lo cierto es que ‘las cosas de palacio van despacio’ con la DGT, una de las entidades reguladoras más estrictas del mundo en materia de seguridad vial. Sin embargo, el proceso regulador –si se lo puede llamar así– ya ha comenzado.
Los problemas de la tecnología
La tecnología de los vehículos eléctricos autónomos presenta un doble desafío. El más importante está relacionado con el software: cada EV debe procesar un sinfín de datos en tiempo real para tomar la decisión correcta en materia de velocidad del vehículo, dirección, cambio de marchas, etcétera. Y las condiciones en carretera son siempre cambiantes, con lo que el nivel de precisión del software debe ser extraordinario.
En cuanto al hardware, se combinan las dificultades de un vehículo autónomo con las de un vehículo eléctrico. Esto incluye los sensores laterales o traseros, las cámaras o los receptores GPS, pero también el rendimiento del motor y la durabilidad de la batería. El caso de la batería no es tan determinante a la hora de autorizar o no un EV, pero sí que preocupa a los propietarios de los vehículos.
En todos estos ámbitos, la tecnología está avanzando muy deprisa. Los análisis de valoración química, en combinación con el refinado del litio, permiten a los desarrolladores de EVs crear baterías cada vez más duraderas y con mayor autonomía. En cuanto a los sensores y, sobre todo, la capacidad de los chips, la tecnología está avanzando a un ritmo frenético gracias al 'boom' de la IA, con lo que veremos grandes mejoras en los próximos años.
Un calendario tentativo
Con todo esto en consideración, parece difícil que veamos un EV autónomo circular libremente en España durante los próximos años, al menos con plena autonomía. Si la DGT se está dando de plazo todo el año 2024 para ‘definir’ qué es exactamente un vehículo automatizado, significa que el proceso va para largo. Además, irá por niveles, así que el siguiente paso será la autorización para conducir vehículos autónomos de nivel 3 en España.
Este tipo de vehículos permiten soltar las manos del volante en condiciones muy específicas, generalmente en autopistas o carreteras con largos tramos rectos y un tráfico despejado. El vehículo simplemente puede mantener la ruta por nosotros, aunque deberemos seguir alerta durante el trayecto para maniobrar en caso de que sea necesario. Esto es lo que ya se permite en el Reino Unido, y en España podría habilitarse antes de 2026.
Los vehículos autónomos de nivel 4, en cambio, podrían tardar todavía más en llegar. Estos vehículos podrían circular por las ciudades y en condiciones de tráfico denso, con lo que necesitan un grado de precisión muy superior para poder circular. No se espera que la DGT apruebe el uso de este tipo de vehículos antes de 2030, así que, si tienes previsto comprar uno, ten presente que deberás conducirlo de forma manual durante algunos años.
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